lunes, 4 de diciembre de 2006

LOS AUTOS DE JUNTO AL CIELO

Parallegar a lo más alto de Comas uno debe invertir sólo cincuenta céntimos. En la avenida Túpac Amaru a la altura del kilómetro11, en el paradero España hay unos autos o ‘lanchones’ que cumplen esa tarea, siempre que uno quiera ir al sector cinco de La Balanza de este popular distrito.

La primera vez que viaje en uno de ellos, no pude evitar la comparación con los que cruzan la vía expresa, de Chorrillos al centro de Lima y viceversa. A diferencia de aquellos, estos cobraban cinco veces su tarifa porque su ruta era mayor, y en cuestión de cinco a siete minutos recorrían la distancia de Surquillo al centro de Lima.

Son autos, en su mayoría, de la década del sesenta y setenta a los que les han acondicionado un motor petrolero. Chevrolet, Ford, Chevrolet, Dodge, incluso Volvo y Mercedes Benz son las marcas de la mayoría de ellos, que entre viejos y destartalados, son el medio de transporte por antonomasia de esta zona comeña.

Al lado de estos híbridos de la mecánica, rondan como gallinazos los llamados ‘llenadores’. Ellos gastan sus gargantas haciendo matemáticas del número de asientos menos los pasajeros, y lo anuncian para llenar el lanchón. ‘Falta uno’ es el grito preferido entre ellos, y con él, enciende el chofer su motor y da los primeros movimientos al auto.

“Cincuenta a la Balanza, Cincuenta” o “Faltan dos a la Balanza” es el grito de quien llena el ‘lanchón’, alzan el brazo y menean la mano gritando su ruta. Hay uno que tiene gorrita, la boca pronunciada, está desmuelado y, prácticamente, aúlla ‘Shincuenta, La Balanza, cincuenta, shube ahiiiií’. Gesticula y mueve los brazos, golpea con su mano sucia, gastada, el techo del auto que simula que ya se va.

‘Viene, ahí, viene ahí’ grita el ‘llenador’ sin dientes, mientras dos señoras con sus paquetes cruzan la pista para abordar su unidad de transporte. Abochornadas por la resolana y la premura se acomodan risueñamente en el asiento delantero; ambas son hermanas y comerciantes. “Tenemos una tiendita de abarrotes, acá junto al Colegio Miguel Grau” me dicen.

El carro ya está lleno, cuatro van en el asiento trasero y dos en el delantero. El%

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